jueves, 18 de junio de 2009

76. ¿Cuál de estas personas puede tener una enfermedad mental?

Si en la entrada anterior hablábamos de un test que se fundamentaba en las supuestas preferencias instintivas a la hora de seleccionar una determinada fotografía del rostro de una persona con una enfermedad mental, hoy hablaremos de una perspectiva totalmente opuesta, la que nos reta directamente a descubrir a un posible enfermo mental de entre una serie de retratos en blanco y negro.

Me enteré de la propuesta en el reciente Congreso AEN en Cádiz, del que ya hemos hablado días atrás. Allí se repartió la octavilla que reproduzco abajo, parte de una campaña de sensibilización sobre la enfermedad mental y las personas que la padecen. Con su propia página web “www.1decada4.es”, la campaña refuerza el siguiente mensaje: "1 de cada 4 personas padece alguna enfermedad a lo largo de su vida. Reconócelo. La salud importa."

¿Cuál de estas personas puede tener una enfermedad mental? Campaña promovida por el Servicio Andaluz de Salud, Fundación Pública Andaluza para la Integración Social de Personas con Enfermedad Mental y Escuela Andaluza de Salud Pública, y la colaboración de la Federación Andaluza de Familiares de Personas con Enfermedad Mental y la Plataforma de Asociaciones de Usuarios de Salud Mental de Andalucía.

Los rostros reproducidos son parte de una exposición fotográfica itinerante, que con el título de “No decidas por la cara” se inauguró el otoño pasado. La colección de fotos, que se muestra en paneles desplegables, está previsto vaya rotando por las salas de espera y lugares transitados de los centros de salud hasta el año 2012. La Junta explica que en 'No decidas por la cara' se utiliza el juego de la elección entre imágenes fotográficas de personas diferentes para hacernos pensar sobre la imagen de la enfermedad. La provocación de la propia pregunta: ¿Cuál de estas personas puede tener una enfermedad mental?, se elige como forma de llamar la atención sobre los criterios que utilizamos cuando intentamos responder. Como complemento a la muestra se diseñaron las octavillas aquí reproducidas, que en su reverso recogen además algunas de las falsas creencias extendidas en nuestra sociedad sobre las enfermedades mentales, las personas que la padecen y los tratos discriminatorios que sufre en su día a día.
















































Todo ello busca la disminución del estigma frecuentemente asociado a la enfermedad, intentando presentar la salud mental desde un prisma diferente, alejado de los estereotipos que contribuyen a la exclusión. Un objetivo loable y necesario a todas luces, pero ante el cual no podemos pasar de largo sin al menos preguntarnos si de esta manera hacemos justicia realmente a un gran número de personas del colectivo de enfermos mentales graves. Precisamente aquellos que no entran dentro de los cánones estéticos de “normalidad”, tal y como son propugnados por una campaña que parece negar cualquier posible diferencia, por grosera que esta sea.

Sin embargo, querámoslo o no, todavía hoy la enfermedad mental grave deja su impronta exterior en muchas de las personas que la padecen. Bien sea por afectación directa al porte y presentación (manierismos, soliloquios, gesticulaciones, aspecto ausente o introvertido, descuido físico…), o como efecto secundario indeseable de la propia medicación (rigidez, temblor, posturas distónicas, aspecto embotado o sudoroso, obesidad, inquietud motora, enlentecimiento…), que no pasan desapercibidas para el profano, siendo relativamente fáciles de reconocer por el especialista incluso en imágenes fotográficas.

Es cierto que una gran mayoría de personas con una enfermedad mental no podrán ser nunca distinguidas por su aspecto exterior, pero excluir o negar “visualmente” a aquellos otros enfermos mentales graves con una presentación “peculiar” quizá no sea una estrategia a largo plazo conveniente.





1 comentario:

mªje dijo...

El primer póster que ilustra este artículo estaba en la secretaría del equipo donde trabajé hace un año, y es curioso que a varios pacientes (psicóticos compensados todos)les desagradaba bastante; uno de ellos me dijo que era porque el chico no tenía nada que ver con él "porque yo no soy guapo y no estoy partido en trozos" (para añadir con cierto sarcasmo que el de la foto no se tomaba la medicación "x" porque no estaba gordo...).
Comparto tu postura respecto a estas "estrategias integradoras", hay a quien le hace sentir que definitivamente no hay sitio para él (si uno no encaja en la locura, apaga y vámonos...).
Un saludo y ,como siempre, enhorabuena por el blog.
mªje.