jueves, 3 de marzo de 2011

177. La nave del olvido.


¿Alguien pudo imaginar un libro con fotografías tomadas en un manicomio, acompañadas de poesías y un disco con música de piano?. Pues eso es de lo que trata la entrada de hoy. Un pequeño librito, poco más grande que un la caja de un CD convencional, con fotografías de internos tomadas por Roberto Huarcaya en el Instituto de Salud Mental Víctor Larco Herrera de Lima, a la vez inquietantes y con un extraño toque humorístico en algunas de ellas. Y, además, unas pequeñas poesías que las glosan y la música digitalizada para acompañarnos mientras ojeamos la obra.<

De nuevo, será Irantzu González nuestra cicerone de lujo para tan apasionante visita:

La “locura” desde siempre ha generado temor y se ha intentado recluirla y estigmatizarla a través de la historia. Los antiguos barcos de los locos y los actuales hospitales psiquiátricos, quizás no disten mucho en ese sentido. ¿Qué toca en nosotros que nos es mucho más fácil verla en el “otro”?”


Así habla Roberto Huarcaya, que nació en 1959 en Lima (Perú). Tras empezar sus estudios de Psicología en la Universidad Católica de su ciudad (1978-1984), se empezó a sumergir también en el mundo del arte, ingresando en el Instituto Italiano de Cultura para estudiar Cine (Lima, 82), y en el Centro del Vídeo y la Imagen para aprender Fotografía (Madrid, 89). Es en el año que pasó estudiando en Madrid cuando empezó a dedicarse de forma habitual a la fotografía. “Ese interés nace como algo casual.” revela, “Inicialmente me interesó más el cine


En poco tiempo, fue contratado como profesor de Fotografía en la Universidad y el instituto Gaudí de Lima, y fundó en la misma ciudad el Centro de la Fotografía, del que también es director.

La Nave del Olvido es el resultado de más de nueve meses de trabajo en el Hospital Psiquiátrico Víctor Larco Herrera (Lima 93-94). El proyecto trata de crear un puente entre estos espacios de reclusión y la sociedad, para ver que tal vez las similitudes son mucho mayores que las diferencias y que esa aparente distancia es sólo eso, apariencia.”


Y la verdad es que la forma de trabajar de Huarcaya fue atrevida y original: “Para lograr esto se trató de restituirles la posibilidad de elección, de decisión. Ubicándome en los distintos pabellones, esperaba que ellos iniciaran los primeros contactos. Luego introduje el equipo para que se fueran familiarizando con él, jugando ellos a fotografiarme. Recién en ese momento, les planteaba el proyecto y los que querían ser fotografiados escogían el día, lugar, hora, vestimenta, actitud, etc., decisiones que los anticipaban imaginariamente a la construcción de la imagen que ellos querían o podían proyectar – retratar de sí mismos.”


Por ello, estas fotografías no son un mero retrato de la situación del Hospital, sino que dan un paso más: son un retrato formado por las ideas, las metas, las pretensiones, los sueños y las convicciones, de los enfermos allí hospitalizados, que fueron en todo momento conscientes de ello. Así, no les saca las fotos a ellos, sino que las saca CON ellos. Se terminó el “todo para el pueblo pero sin el pueblo”.


De alguna manera fue un intento de restituirles un mínimo de respeto,” explicaba Roberto, “buscando en una relación de iguales, capturar por un lado, el afecto y confianza que comenzaba a manifestarse en ambos lados; y por otro, ser un simple catalizador de sus propias autoimágenes.”


Al parecer, su línea de trabajo siempre ha ido por esos caminos:

No creo en el momento preciso, mi posición es claramente utilizar la cámara de una manera subjetiva. La imagen como ficción. Siempre. Mi forma se centra más en construir que en buscar. Construyo situaciones donde se me facilite cosas que me interesen. De repente ahí sí busco momentos. La diferencia es que parten de un manejo de control sobre la escena. Imágenes construidas como si fueran pintura.”


Ésta es la explicación más que completa que Roberto Huarcaya nos transmite desde su libro, en una introducción relativamente corta, pero llena de contenido.


El fotógrafo y pianista Mariano Zuzunaga contribuye con la música, y Felipe L. Aranguren con los poemas de este libro. Ambos en sus áreas respectivas ayudan a pasear en esa nave varada a la que Roberto Huarcaya ha invitado a subir.














Respecto a la música, lo primero a decir es que es la pieza que le faltaba al puzle para estar completo y brillante. Una pista de audio de 40 minutos que causa una sensación parecida a la que causa la enfermedad mental: si la oyes sin escucharla, parecen notas desordenadas, ruidos dispersos sin melodía. Pero si afinas el oído y te abres a ella, si REALMENTE te propones entenderla, empiezas a descubrir cómo fluye, cómo cada nota tiene un contexto, un antes y un después. Notas que llevan a ella y otras que la siguen. Y empiezas a entender la historia para preguntarte… si ha estado todo el rato ahí, ¿por qué no la he oído?.

La respuesta es fácil…. porque por primera vez te has abierto a entenderlo.


Tras participar en exposiciones en medio mundo y obtener numerosos premios, su obra se acercó un poco más a nosotros en su exposición de Barcelona en 1998.

María Elena Vivanco, psiquiatra del Hospital retratado hablaba así:
"Estas imágenes muestran actividades cotidianas en los pabellones de larga estancia: los pacientes permanecían décadas en nuestro hospital. Hoy esto ha cambiado. Ya no se ingresa por tiempo prolongado. Cada vez las hospitalizaciones duran menos tiempo.”




Sin embargo, la sociedad -y en especial las autoridades- aún ordenan y buscan albergar, a veces para toda la vida, a pacientes psiquiátricos, generalmente enfermos abandonados o con retraso mental.”


Al verlos, lo primero que se piensa es en la uniformidad de ese cotidiano donde queda borrado lo individual de cada paciente, y donde se ha perdido en forma total el vínculo con la familia y con la sociedad. La enfermedad en sí misma deteriora y aparta; hace diferente a la persona. Pero nosotros también la aislamos, la cosificamos en estos pabellones. “


Hoy intentamos trabajar diferente, pero la sociedad todavía requiere cambiar de actitud y conocer sobre enfermedades mentales, y aprender a aceptar que todos tenemos derechos como personas." sentencia la Dra. Vivanco.


Mis trabajos forman un grupo de imágenes. No hay imágenes sueltas con sentido unitario. Son estructuras que están enganchadas entre sí. El conjunto es el que le da sentido a la obra. La idea es que sea un cuerpo de trabajo. De un grupo mínimo de imágenes.”

Puede que, poco a poco, esa visión globalizadora y a la vez personalizadora de los seres humanos se extienda… Si música, fotografía y lírica se han unido para intentar transmitirlo, propongo que nos abramos a entender… o al menos lo intentemos.
I.G.Ll.


Ahora, en la página web de Roberto Huarcaya podemos disfrutar de un completo portafolio con sus fotografías, incluida la serie de “La nave del olvido” de 1994, que bien merece una visita.


BIBLIOGRAFIA.



Huarcaya, R. La Nave del Olvido. Ed Actar. Barcelona, 1998.









Castro, F. Roberto Huarcaya. The ship sails on. Aperture. 2007, 187: 38-43.










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Descargo de responsabilidad: He utilizado las imágenes sin ánimo de lucro, con un objetivo de investigación y estudio, en el marco del principio de uso razonable - sin embargo, estoy dispuesto a retirarlas en caso de cualquier infracción de las leyes de copyright.Disclaimer: I have used the images in a non for profit, scholarly interest, under the fair use principle - however, I am willing to remove them if there is any infringement of copyright laws.

7 comentarios:

Paco dijo...

Gracias por este maravilloso descubrimiento.

Lizardo Cruzado dijo...

Impecable reseña, Dr. Martínez, y que nos acerca al muy apreciado trabajo de Roberto Huarcaya -pieza que, por lo demás, es difícilmente hallable, aún por aquí, al lado del Rímac-.
Un cordial saludo.

Oscar Martínez Azumendi dijo...

Muchas gracias Paco y Lizardo. Comentarios así animan a seguir intentándolo y son siempre muy bien recibidos, sobre todo si vienen de "blogueros" de talla como Paco y su erudito, provocador y necesario http://www.institutopsicofarmacologia.com/ que he conocido hace poco. Y Lizardo, viejo conocido a quien tuve el placer de presentar (junto a Huarcaya) en http://psiquifotos.blogspot.com/2010/02/120-exilio-interior-exposicion.html
Los cito así aquí, porque su trabajo no tiene desperdicio. Lizardo, vemos que últimamente nos tiene un poco descuidados, seguro que es un merecido descanso.

paz dijo...

Gracias por esta bella y necesaria labor. Viva psiquifotos, y su autor¡

Depredak dijo...

hace muy poco comencé el camino para convertirme en psicólogo y trabajos como este solo confirman mi pasión por la carrera. Gracias por compartir este hallazgo que de otra manera seguro muchos (inclusive) nunca encontrarían.
pdt: seguro estaré rondando por tu blog

Oscar Martínez Azumendi dijo...

Hola Depredak. Me alegra que te interese el contenido del blog y mis mejores deseos por ese apasionante comino de la psicología que ahora inicias. Espero que vuelvas por aquí y te siga interesando.

José dijo...

Veinte años después me lo vuelvo a encontrar, gracias...