sábado, 30 de marzo de 2019

371. A propósito de una visita a Plencia y la Farmacia Aramburu.

Ayer disfruté de una fantástica tarde primaveral en compañía de los colegas de la Sección de Historia de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao. Primero, una suculenta paella de bogavante en la ribera de la ría de Plencia. Luego, visita a la Farmacia-Museo Aramburu. Para acabar, de nuevo, en plácida conversación sobre lo aprendido y otros proyectos futuros, junto a la ría con una caña de cerveza.


He estado dudando en  aprovechar las imágenes que tomé durante la visita para el blog, no sabiendo si podía considerarlas estrictamente "psiquifotos" con todas los honores. Finalmente he optado en compartirlas por dos razones principales: La primera y fundamental, el reconocimiento explícito a la importante labor de las oficinas de farmacia en relación con la salud de la población, incluyendo en ella la salud mental, no solo en el seguimiento y dispensación de los imprescindibles tratamientos psicofarmacológicos a las personas que los necesitan, sino con su protagonismo en programas específicos, como aquellos de reducción de daños y dispensación de metadona en población adicta a opiáceos. La segunda, porque las tomé yo mismo, lo que me haría acreedor a un espacio en el apartado de "psiquifotógrafos" por mérito propio, y además me apetece hacerlo.

Sí quiero antes apuntar que no pretendo que esta sea una entrada exhaustiva sobre la Farmacia Aramburu que, entre las muchas anécdotas protagonizadas en sus más de 130 años de historia, algunas de las cuales pudimos conocer y disfrutar ayer, fue incluso escenario de interesantes tertulias estivales en las que participó asiduamente D. Miguel de Unamuno a finales del XIX. Tampoco la entrada focalizará específicamente sobre el tema de la farmacia y la salud mental, aunque veremos algunas referencias puntuales, siendo su objetivo principal la evocación que fue una farmacia en tiempos ya lejanos, junto a breves notas a modo de comentario al pie de alguna de las imágenes.

La farmacia in illo témpore.

La farmacia hoy en día, en una preciosa tarde de primavera.













Rebotica donde, a finales del S. XIX, D. Miguel de Unamuno participó de sus tertulias estivales.


Capsulas para dorar (y platear) píldoras. Así aprendí que de ahí viene el dicho de "dorar la píldora".


Polvos para la preparación de "Electuario de escordio opiado" (diascordio) y "Triaca magna".

El diascordio era un preparado medicinal tónico y astringente, que fue principalmente utilizado en diarreas y estados disentéricos. La Triaca (del latín theriaca) fue un antídoto y medicamento polifármaco cuyo origen se remontaría, según Plinio, a la época de Antíoco III El Grande (rey de Siria), en el S.II a.C, y que reformado por Andrómaco, médico de Nerón, que le añadió la carne de víbora sustituyendo a la de lagarto, haciendo que aumentara su actividad frente a las picaduras de serpiente, pasó a denominarse Triaca de Andrómaco o Triaca Magna. Inicialmente se utilizó exclusivamente como antídoto, pasando a convertirse, a medida que evolucionaba, en panacea (remedio para todo). La fórmula, que era muy compleja, y que llevaba entre sus ingredientes, además de la carne de serpiente, otros muchos componentes (la Farmacopea Matritensis de 1739 cita sesenta y cinco) entre los que se encontraban el coral, el opio y la tierra sellada (arcilla), fue reformada por muchos autores, entre ellos Galeno, aunque la fórmula que más se divulgó fue la de Nicolás, que es la que figura en casi todas las farmacopeas del S.XVI (https://farmaciamarcos.es/historia-farmaceutica/triaca-magna).

Discordio en el Tratado de Farmacia Experimental de 1840.

Moldes para supositorios y óvulos.



Botes de farmacia. En el centro, simiente de beleño o hierba loca o de los locos, planta solanacea desde largo tiempo asociado con la brujería y la magia, como en el caso de nuestros akelarres.

Primer libro de registro de prescripciones y fórmulas magistrales realizadas. Enero 1888.

En el centro izquierda, envase de Neosalvarsan, sintetizado 2 años después del Salvarsan. Tratamiento dirigido específicamente contra la bacteria causante de la sífilis, enfermedad que debido a la afectación cerebral en su fase terciaria o tardía fue causante de un gran número de ingresos en instituciones psiquiátricas. El Salvarsan fue sintetizado en 1910 y su nombre deriva de "arsénico que salva", siendo apodado como la "bala mágica".

Estante del "ojo del boticario", armario en el que se guardaban los productos venenosos o especialmente activos (denominados heroicos en las farmacopeas), junto a otros barbitúricos e hipnóticos, así como aquellos muy valiosos. De ahí le viene el nombre, dado que, por sus contenidos, el boticario no podía quitarle el ojo de encima. Entre otros productos, en la imagen, a la derecha podemos ver morfina y a la derecha cápsulas de opio y litio.

Cartel que las farmacias colgaron en lugar visible a principios de los años 80 ante la ola de atracos y robos en búsqueda de estupefacientes, principalmente por personas adictas a la heroína.

Libro oficial de contabilidad de estupefacientes. Donde el farmacéutico debía llevar registro de todos los que disponía y de su dispensación.

Hoja de registro del anterior libro de contabilidad, donde se llevaba cuenta de la metadona dispensada en farmacias a personas adictas a opiáceos, tras la aparición de los programas de reducción de riesgos y mantenimiento con metadona, de gran eficacia y que se mantienen en la actualidad.

Y por acabar con algo más amable, ahí quedan esos dos frascos de tintura y extracto de zarzaparrilla que, al menos a mí, me evocaron algunos pasajes de tebeos y lecturas de mi infancia pero que nunca supe a lo que se hacía referencia con tan divertido nombre.

¡Gracias Enrique por la acogida y tus entretenidas y didácticas explicaciones! Y para el resto, ahí está la propia farmacia y su web para cualquier persona interesada que quisiera profundizar en su historia y colección.

Por cierto, su ubicación junto a la ría de Plencia, justo a la entrada del pueblo marinero que le da nombre y a unos cortos pasos de la parada del metro que le comunica cómodamente con Bilbao, tampoco es moco de pavo, invitando a la reposada visita de sus alrededores.




BIBLIOGRAFIA.



Jiménez, Manuel. Tratado de Farmacia Experimental. Tomo I. Imprenta de D. Narciso Sánchez. Madrid, 1840.



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Descargo de responsabilidad: He utilizado las imágenes sin ánimo de lucro, con un objetivo de investigación y estudio, en el marco del principio de uso razonable - sin embargo, estoy dispuesto a retirarlas en caso de cualquier infracción de las leyes de copyright. Disclaimer: I have used the images in a non for profit, scholarly interest, under the fair use principle - however, I am willing to remove them if there is any infringement of copyright laws.

6 comentarios:

Joan Vendrell i Campmany dijo...

Un trabajo excelentemente detallado y documentado con todo lujo de fotografías. Muy interesante, tanto por su contenido como por sus nítidas imágenes. Felicidades por tan acertada iniciativa.

Oscar Martínez Azumendi dijo...

Muchas gracias Joan por el comentario. Me alegra que la entrada haya resultado de interés. Un cordial saludo.

Enrique Aramburu dijo...

Oscar, quiero darte la enhorabuena por el trabajo documentado que nos presentas. Como farmacéutico rural, a pesar de nuestra larga historia profesional, nunca hubiera pensado en todas las relaciones entre farmacia y psiquiatría que nos muestras.
Además, quiero darte las gracias por revelar en este escaparate la realidad de nuestra centenaria institución.
¿Algún día volveremos a encontrarnos en tertulia de rebotica?

Enrique Aramburu

Oscar Martínez Azumendi dijo...

Gracias Enrique. No hubiera podido hacer ningún trabajo si tú (vosotros) no os hubierais embarcado en el "mega-proyecto" de la Farmacia-Museo. Así que el merito es el vuestro, sin lugar a dudas.

Y en cuanto a la tertulia de la rebotica, ¡solo es cuestión de buscar fecha más adelante, seguro que sí!

Elena R.S. dijo...

Que belleza Oscar y qué maravilla de museo. No tiene nada que envidiar a la farmacia más antigua del mundo que hay en Duvrovnik y que visité hace años. De verdad que me ha parecido fantástica esta farmacia nuestra (que no conocía, las fotos y el texto explicando tanta curiosidad. Cuanto nos enseñas y aportas. Muchas gracias de corazón. Eres todo un lujo. Tu y las personas que lo han hecho posible.
Te mando un abrazo.
Elena Rguez.

Oscar Martínez Azumendi dijo...

Hola Elena.
Gracias por tus palabras. Me doy por satisfecho si de esta manera he ayudado a divulgar este pequeño tesoro histórico, que debemos cuidar como nuestro propio patrimonio cultural. ¡Los años que vivo a escasos kilómetros y no lo conocía yo tampoco!
Un abrazo