jueves, 26 de febrero de 2009

46. Trastorno por estrés postraumático.

En la entrada anterior hacía referencia al trastorno por estrés postraumático, en relación con las secuelas emocionales incontrolables sufridas por algunos fotógrafos, testigos de situaciones terribles. El concepto tiene sus antecedentes en las reacciones psicológicas observadas en los soldados que entran en batalla, habiendo recibido una diversidad de nombres a lo largo del tiempo (neurosis de guerra, neurosis traumática, fatiga de batalla, síndrome post-Vietnam…).

Pero esta reacción no se limita exclusivamente a las situaciones de guerra, sino que puede ser secundaria a la exposición a cualquier suceso traumático gravemente amenazante (accidentes, desastres naturales, asaltos, violaciones, fallecimientos súbitos, abusos en la infancia, torturas, secuestros…). Seguramente una respuesta psicológica que vaticinamos fácilmente en el caso de víctimas directas de una catástrofe o situación de violencia, pero puede que no lo consideremos suficientemente para otras poblaciones en riesgo de padecerlo, como son los propios rescatadores (bomberos, policía, sanitarios, voluntarios…), junto a los que habremos de incluir también a fotógrafos.

Desde el punto de vista de la clasificación psiquiátrica americana, en un principio (DSM I, 1952) se hablaba de “reacción a gran estrés” (gross stress reaction), coincidiendo con el tratamiento de veteranos de la II Guerra y Corea. El DSM II (1968), coetáneo de la guerra de Vietnam, hizo desaparecer ese término para referirse más asépticamente al “trastorno adaptativo de la vida adulta”. A partir de 1970, los “Veteranos de Vietnam contra la guerra” empiezan a buscar ayuda psicológica frente a las secuelas psiquiátricas que padecían, precipitando el reconocimiento del TPEP por la DSM III (1980), finalmente refinada su descripción con el DSM IV (1994).

El DSM III lo incluyó dentro de los trastornos de ansiedad, aunque puede ir acompañado de otros síndromes o diagnósticos psiquiátricos (depresión, toxicomanías, crisis de pánico…). De una forma general podemos describir sus síntomas fundamentales como:
- re-experimentación del evento traumático.
- Incremento de la activación (insomnio, hipervigilancia, falta de concentración, irritabilidad…).
- Conductas de bloqueo emocional y evitación (huida de las situaciones que recuerdan el suceso, aislamiento, pérdida de intereses, bloqueo emocional…).

Todo ello sin relación directa con las características de personalidad previas del individuo, que al parecer fue precisamente lo que llamó la atención del fotógrafo Gordon Baer y le hizo preguntarse: “¿Por qué aquellos hombres que pelearon duro para sobrevivir en Vietnam volvían a casa deseando morir?”. Buscando respuestas acudió a una sesión de psicoterapia grupal de apoyo a veteranos del Vietnam, tras lo que decidió: “Tuve la necesidad de hacer consciente para otros lo que había sido esa noche y decidí, si me lo permitían, mostrar lo que los veteranos decían”. El fruto de su investigación fotográfica se publicó en 1984 en forma de libro: “Vietnam: The Battle comes Home”.

Inicia la obra explicando sus primeras dificultades para introducirse en las vidas privadas de los veteranos y sus familias, hasta una mañana en que se unió en la búsqueda de un desaparecido que había dejado una nota de despedida. Siguen una serie de ensayos a cargo de diferentes clínicos, periodistas y veteranos en torno al trastorno de estrés postraumático, para dar paso a continuación al propio reportaje fotográfico de Gordon Baer. 49 fotografías en blanco y negro que representan la culminación de un proyecto de documentación que duró 18 meses, durante el cual acompañó a un grupo de excombatientes cuya vida había sido cambiada drásticamente por la guerra. La serie refleja con suficiente fidelidad la mayor parte de los síntomas y consecuencias socio-familiares asociadas al trastorno.

Visitantes al Memorial por Vietnam en Washington. Foto © Gordon Baer

En recuerdo del ser querido. Foto © Gordon Baer

Las lágrimas afloran años después de los sucesos que las causan. Foto © Gordon Baer

Un miembro de un grupo de autoayuda actúa con calma en un contexto emocionalmente intenso. Foto © Gordon Baer

Dos veteranos reactúan la guerra en un bosque en Kentucky. Foto © Gordon Baer

Las esposas de los veteranos intentan entender los problemas que presentan sus maridos en un grupo de apoyo. Foto © Gordon Baer

Preocupación de una esposa que espera frente a la nota suicida de su marido. Foto © Gordon Baer

Un veterano se siente inseguro en su propio domicilio. Foto © Gordon Baer

Muchos veteranos, como este, fueron incapaces de mantener un trabajo desde la guerra. Foto © Gordon Baer

Asuntos familiares. Un veterano y su esposa siguen sufriendo los efectos de la guerra. Foto © Gordon Baer

Pastillas. Para muchos su consumo ha pasado a formar parte de su vida. Foto © Gordon Baer

Desbordamiento emocional en un grupo de autoayuda. Foto © Gordon Baer

Algunas imágenes más pueden verse en su propia web.

Baer, en 1982, había recibido ya el premio “University of Missouri / National Press Photographers Association / Nikon World Understanding” por la historia narrada, que hoy sigue considerándose de similar actualidad para los veteranos licenciados de Iraq y Afganistán.




BIBLIOGRAFIA.




Howell-Koehler, N. (Ed.). Vietnam: The Battle Comes Home. Photographs by Gordon Baer. A Photographic Record of Post-Traumatic Stress With Selected Essays. Morgan & Morgan, 1984.







2 comentarios:

Wolfsom dijo...

¿Sincronicidad, si es que existe algo así? Llevo meses dándole vueltas a estas mismas palabras ¿diagnóstico?: "trastorno por estrés postraumático", a raíz de escuchar el testimonio de un antiguo secuestrado en Guantánamo. Hacía referencia a las torturas sufridas allí y decía, entre otras cosas, que creía preferible perder los dos ojos a perder la cabeza. Alguien que se ha dejado la mitad de ambos en el camino, aún puede ver que, aparte de la ausencia general de tratamiento (aparte del negocio farmacéutico), más allá de los síntomas puntuales de lo que los 'expertos' califican desde fuera como enfermedad o trastorno mental, en absoluto se tiene en cuenta el aspecto postraumático de haber pasado por la experiencia ultracuerda de uno -o varios- episodios psicóticos (la 'soledad cósmica' que decía el maestro), ni tampoco la vivencia posterior a la 'moriencia' que suponen depresiones, anhedonias o similares. Nadie atiende a cómo queda un@ marcad@ a fuego por dentro (esto sí es un estigma y no lo que unos cuantos ignorantes puedan 'opinar' en sus papeles o sus programas). En resumen, el no abordaje de esas experiencias PUNTUALES, la no explicación, la falta absoluta de información de lo que nos ocurre y por qué nos ocurre, es el verdadero responsable de la cronificación y de echar a perder tantísimas vidas. Con manicomios o sin ellos (el cambio estético no evita que el horror siga instalado en la mente): porque nuestros hogares sustituyen a los anteriores, multiplicando los afectados y convirtiendo a los familiares en carceleros con menos formación aún, ni medios, que los antiguos. ¿Por qué siempre parricidios? pues porque nadie más está cerca de nosotros ¿en quién vamos a focalizar lo que el no-tratamiento induce?
Un abrazo, Óscar, y muchísimas gracias por tu blog
TuerToLoCo de Asturias

Unknown dijo...

Me encantaria ver un articulo que verdaderamente refleje las carceles emocionales que tambien vivimos las esposas y los hijos de veteranos