lunes, 29 de junio de 2009

79. Una experiencia de primera mano (y II).

En la entrada anterior explicaba mi encuentro con Salva Prefasi, un valenciano experto en comunicación audiovisual a quien pedí nos narrara su experiencia con la fotografía junto a un grupo de personas aquejadas de una enfermedad mental. Se animó de tal forma que me envió suficiente cantidad de texto e imágenes como para al menos dos entradas en el blog.
A continuación sigue lo que quedó pendiente de la anterior entrada.




I tú què mires? Otra forma de mirar y de ver las cosas... (2ª parte)
por Salva Prefasi


En octubre del 2002, y después de aquel encuentro, recibí una llamada de Teresa Girau invitándome a pasar por el local donde se reunían para conocer al grupo, y para ver la dinámica del taller. Lo que me encontré fue totalmente diferente al grupo de Valencia. Sus integrantes estaban muy acostumbrados a interactuar con monitores y desarrollar actividades relacionadas con la cerámica, la música, el reciclaje, todo ello como parte de las Terapias Psicosociales.

El curso comenzó la semana siguiente, también en una sesión semanal de mañana.

La respuesta de los alumnos ante la posibilidad de realizar un curso de fotografía fue muy dispar. Para unos, el hecho de aprender fotografía era genial, para otros, incluso antes de coger una cámara, se sentían incapaces de hacerlo. Poco a poco, y gracias a la ilusión y al apoyo entre los miembros del grupo, el curso de fotografía se iba convirtiendo en una realidad, y la posibilidad de hacer una exposición para dar a conocer nuestro trabajo, era un reto que la mayoría de mis alumnos no se llegaba a creer. La dinámica era la misma que habíamos desarrollado en Valencia. Las primeras sesiones estaban divididas entre la teoría y la práctica. A medida que el curso avanzaba, las sesiones se fueron haciendo mayoritariamente prácticas.

A la hora de plantear el curso de fotografía, y teniendo en cuenta las dificultades y limitaciones para la atención que pueden llegar a tener este tipo de pacientes, pensé que la mejor manera de enseñar fotografía era, evidentemente a través de la propia imagen. Preparamos una serie de sesiones con pases de diapositivas en las que enseñaba la evolución de la fotografía a través de las propias imágenes. La decisión de las épocas, los países y los autores elegidos fue un criterio personal, por gusto o afinidad al tipo de imágenes que pretendíamos captar en el curso. Así pues, desde los inicios de la fotografía con Niépce, hasta la agresiva fotografía de moda actual, pasando por una serie de autores de diferentes nacionalidades, cuya obra fotográfica fue y sigue siendo un referente visual para la evolución de la fotografía. Con estas imágenes no sólo pretendía abrir las puertas a un mundo totalmente desconocido para la mayoría de mis alumnos, también buscaba fomentar su participación, preguntándoles e invitándoles a opinar sobre lo que estaban viendo. Así, se abrían debates que nos sorprendían por su profundidad en el análisis, por las reflexiones en torno a una imagen, o simplemente por la simpatía en el comentario, tamizado todo ello por el velo de la enfermedad.

En cuanto al manejo de la cámara fotográfica, no me pareció oportuno darles muchas explicaciones sobre su funcionamiento, básicamente porque la mayoría de las cámaras eran compactas o de “usar y tirar”. En cuanto a los temas relacionados con la estética como el encuadre, la iluminación, la posición, etc., estaba seguro de que irían surgiendo poco a poco, a medida que comenzáramos a hacer fotos.

Una de las salidas a la playa a hacer fotos.

La parte práctica consistía en salidas para hacer fotos. Fotos que formarían parte de la exposición al final del curso. Como todos los comienzos, éste también fue un poco duro. Los alumnos se excusaban en la enfermedad para justificar el hecho de no saber hacer fotos. Pero a medida que salíamos a hacer fotografías de temas más concretos, y a que semana tras semana, hacíamos una puesta en común para ver las fotos de la semana anterior -para hacer una preselección de las imágenes que estarían en la exposición (de todas las imágenes preseleccionadas, se hacía un análisis visual para proporcionar a los alumnos una base estética a la hora de futuras tomas fotográficas)-, este sentimiento de incapacidad fue desapareciendo. Era muy importante para los pacientes ver un resultado concreto del trabajo que desarrollaban semana a semana. El hecho de no tener cámaras para todos y de tener que compartir el carrete, hizo aún más rica la experiencia, al abrir la posibilidad de compartir tiempo, comentarios y sobretodo, risas.

Del libro "Sentiments en des-equilibri", realizado como proyecto del segundo año del curso de fotografía.

Una vez terminado el periodo de las salidas fotográficas, debíamos seleccionar las imágenes que conformarían la exposición. Para ello, se colocaron todas las imágenes preseleccionadas sobre una mesa y comenzó la votación, abriendo un debate sobre qué fotos elegir y por qué o qué fotos desechar y por qué. Este proceso fue muy importante. El hecho de verse involucrados en la selección y posteriormente en el enmarcado y montaje de la exposición, hizo que los pacientes vieran materializarse un proyecto del que ellos eran los protagonistas.

Y allí estaba yo, una suave tarde de principios de junio del 2003, el día de la exposición más nervioso que sus protagonistas. Mis alumnos también estaban nerviosos, tenían que hablar para la inauguración. Cada uno tenía una frase, una frase extraída de sus propias reflexiones mientras hacían las fotos, mientras las veían, las elegían o simplemente las disfrutaban. Los miraba, y pensaba en lo bien que lo habían hecho. Me fijaba más, y podía leer en sus labios como repetían la frase con la que tenían que deleitar a un público que estaba allí por ellos.


La exposición fue todo un éxito. Se vendieron casi todas las fotografías y así pudimos financiar el proyecto siguiente: la publicación de un libro fotográfico y poético sobre los sentimientos.

Además, el curso de fotografía les dio la energía necesaria para crear el “Col.lectiu Obertament”, una de las pocas asociaciones, si no la única, en España compuesta únicamente por personas afectadas por una enfermedad mental grave, que utiliza la creatividad como una forma de expresión, comunicación y acción social.



Después de esta experiencia y de los resultados obtenidos, podemos afirmar que la creatividad y las distintas artes expresivas pueden resultar una magnífica ayuda terapéutica en los tratamientos para aquellas personas que sufren un trastorno mental severo y persistente.

De hecho, el impacto que la fotografía ha tenido sobre los participantes es evidente desde el momento en el que todos se atreven, con toda naturalidad, a manejar una cámara fotográfica. Además, ver los resultados que ellos mismos han obtenido, se convierte en un estímulo para querer tener su propia cámara. En más de un caso, después del curso de fotografía, los pacientes continúan llevando su cámara encima, encuadrando, fotografiando y manifestando su visión creativa. El hecho de haber participado, les hace ver las cosas de una forma diferente.


Un dato que nos ha servido para creer en la Terapia Psicosocial en general, y en el taller de fotografía en particular, es que durante el tiempo que duró el curso, no hubo ningún alumno que sufriera recaídas significativas de la enfermedad. Además, los alumnos han aprendido a mirar hacia fuera, acostumbrados como estaban a mirar hacia su interior, hacia ellos mismos y hacia el caos que les rodeaba. Esta nueva experiencia les ha enseñado a colocar la mirada en el exterior, a reconocer la belleza de las cosas que existen a su alrededor, a contemplar la vida. El curso ha representado una motivación importante para poder enfrentarse a cualquier tipo de problema, un elemento decisivo, más allá de las habilidades sociales, que este tipo de pacientes necesita para sentirse más cerca de su normalidad. El curso de fotografía, más allá de la mera finalidad de una primera exposición, les aportó algo mucho más trascendente para ellos, algo que hasta entonces no se habían cuestionado; planteaba preguntas pero no daba las respuestas, les hacía despertar inquietudes que la propia enfermedad había borrado de sus vidas.

Para mí, ha representado una oportunidad para conocer a personas con un grave problema, que gracias a la fotografía, pueden despertar del largo letargo en el que los ha tenido inmersos la enfermedad. Ellos no sólo compartieron conmigo sus vidas, sus temores y preocupaciones, también abrieron para mí su lado más creativo, su faceta más artística con la que poder expresarse y comunicarse, y no ser estigmatizados por una enfermedad que ellos no eligieron tener.

No contentos con esto, decidimos ir un paso más allá. Que las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) han entrado en nuestra sociedad de forma impredecible, es algo evidente. Para evitar que esta intromisión sea un inconveniente para algún colectivo social, como pueden ser las personas afectadas por una enfermedad mental grave y crónica, la Asociación para la Investigación Sanitaria en la Safor (AISSA) y el Centro de Investigación en Tecnologías Gráficas (CITG) de la Universidad Politécnica de Valencia, han desarrollado una plataforma web para promocionar los contenidos informativos sobre Salud Mental de la Comunidad Valenciana, - 
http://saludmentalcv.webs.upv.es/ - cuya finalidad es facilitar la interacción y el diálogo entre los usuarios más habituales de este tipo de servicio (pacientes, familiares y médicos). Además, esta plataforma web es un lugar ideal para que los pacientes accedan a todo tipo de información, cursos o talleres.




Partiendo de la experiencia real del taller de fotografía presencial como parte de las terapias psicosociales para pacientes con enfermedad mental grave y crónica, y viendo las consecuencias positivas que el curso de fotografía ha tenido sobre los participantes, -no se detectó ninguna recaída importante, durante los meses que duró el taller-, y disponiendo de la plataforma digital, hemos decidido desarrollar un curso de fotografía online para pacientes con una enfermedad mental grave y crónica. El objetivo de este curso online ha sido familiarizar a los pacientes con el mundo digital y facilitarles la utilización de entornos interactivos multimedia, además de mejorar la comunicación entre paciente y terapeuta, que repercutirá en una mejor calidad de vida para el enfermo.

Actualmente, este curso de fotografía es un proyecto piloto con el que pretendemos que personas con una enfermedad mental grave y crónica aprendan a interactuar con las TIC y evitar así, su exclusión social y laboral.



BIBLIOGRAFIA.



Col.Lectiu Obertament. Sentiments. Una mirada a través de la Imatge i la Paraula. 2005.



Salva Prefasi-Gomar, Teresa Magal-Royo, Francisco Garde Calvo. Uso de la creatividad en las terapias psicosociales. Estudio y valoración de resultados de la utilización de la fotografía para pacientes con trastorno grave y crónico. Rehabilitación Psicosocial 2010; 7(1 y 2): 39-44. Accesible aquí.







2 comentarios:

uruss dijo...

gracias por el buen tele-encuentro.
estoy preparando un taller de fotografia en un centro psiquiatrico para niños y adolescentes, y es genial ver que hay cosas en marcha, mucho que compartir. gracias y hastaluego.

marcelo benitez dijo...

Hola
Me llamo Marcelo Benitez soy de Chile ...soy fotografo free lance... y colaboro con un hospital psiquiatrico en la ciudad en donde vivo ...

ahora estoy buscadno financiamineto para realizar un taller de fotografia con un grupo de pacientes en el hospital ... seria bueno si me puedes contar mas de tu experiencia .....

te dejo mi correo

marcelobenitez25@yahoo.com

Saludos