jueves, 19 de mayo de 2016

317. "Enagenados curados".

Al final, resultó que no eran realmente reproducciones fotográficas, al menos en sentido estricto, pero creo que el descubrimiento, aunque solo sea por la curiosidad de la historia que encerraban los retratos litografiados ha merecido la pena. Ahora no puedo resistirme a compartirlo con los aficionados psiquifoteros, especialmente con los amigos venezolanos atrapados en tan difícil momento social.

Pero expliquémonos. Hace unas semanas, rebuscando en una de esas librerías de viejo que abundan en Internet, me encontré con un escueto anuncio que rezaba así: “Cuadro con fotografías de 27 enagenados curados por Telmo Romero (Médico del Manicomio)”. Me hice la idea de que sería una pequeña obra del tipo de los atlas clínicos que se editaban en épocas pretéritas y me animé a encargarlo. Lo he recibido hace escasos días y, para mi sorpresa, ni era un libro, ni eran fotos ni estaba en tan buen estado como se anunciaba. Se trataba de una lámina, doblada en varios pliegues con alguna rotura, y las supuestas fotografías parecían ser en todo caso fieles reproducciones en forma de grabado, conformando todo ello una curiosa orla al estilo de las realizadas con ocasión de cualquier graduación académica, que en esta ocasión parecía tratarse de una insospechada promoción de "ENAGENADOS CURADOS".


Aun así, la inversión finalmente no me defraudó, ya que tras la primera decepción y tras un primer “googleo” con la poca información de la que disponía, me encontré con la sorprendente historia que resumo a continuación.

Aunque vayamos por partes, qué se me amontonan las ideas. Formalmente se trata de una lámina de papel de 50 x 41 cm., donde se reproducen 27 retratos realizados por Luis E. de Aramburu en la “Imprenta y Litografía El Zancudo” de Caracas, Venezuela. De las figuras, una se corresponde a Telmo A. Romero, el médico del Magnicomio (sic.), la segunda a Miguel W. Castro, el guardián, y las 25 restantes a “enagenados curados”, cada uno identificado con su propio nombre y apellido. Y por si cupiera alguna duda, todos ellos habiendo sido “Examinados por los miembros componentes del Consejo Médico de esta capital. -Srs. Drs. Pedro Medina, Presidente de dicho Consejo, Alejandro Frías y Manuel Mª Ponte. -Caracas: 13 de setiembre de 1884”.


No habiendo visto nunca una orla de graduación similar, la sorpresa no pudo sino aumentar frente a tan indiscutible testimonio, impidiéndome hacer un juicio atinado sobre lo adecuado, conveniente u oportuno de tal celebración o propaganda. Así que, de la misma, me propuse conocer algo más del asunto, empezando por el médico, en búsqueda de los aparentemente asombrosos métodos utilizados en su “magnicomio”.

Manicomio Nacional de Los Teques.

Lo realmente sorprendente vino a continuación, al descubrir que tal “médico del magnicomio” no era psiquiatra, ya que ni siquiera era médico, sino un curandero charlatán que alcanzó la fama tras escribir un insólito libro: “El bien general. Colección de secretos indígenas y otros que por medio de la practica han sido descubiertos por Telmo A. Romero. Van acompañados de sus fórmulas prácticas y seguidos de un compendio de veterinaria, el más perfecto de los publicados hasta hoy”. Obra, con ediciones sucesivas, que le ayudó a conseguir los favores del Presidente Joaquín Crespo (hijo a su vez de un brujo), de quien consiguió la dirección del manicomio, la leprosería y la patente exclusiva de sus remedios que vendía en la "Botica Indiana" caraqueña. Con tan fulgurante carrera, el rumor de que podría ser nombrado seguidamente rector de la Universidad hizo que los estudiantes quemen en público ejemplares de su obra, para poco después de caer en desgracia tras la destitución presidencial y fallecer prematuramente de tuberculosis en 1887, una de las graves afecciones para la que aseguraba tener la curación aprendida de la terapéutica secreta de los indígenas de La Goajira.

Pero dejemos los apuntes biográficos para quienes han profundizado más sobre ello, como las breves reseñas encontradas de primera intención en Internet y que incluyo en la bibliografía final, para focalizar aquí sobre los aspectos más específicamente psiquifoteros del trasunto que nos ocupa. Para ello, nos dirigiremos directamente al libro sobre “El bien general” antes referido, donde primero nos entretendremos con algunas de sus interesantes recetas para todo tipo de padecimientos. Desafortunadamente para nosotros, más interesados en las cuestiones "psi", por algún motivo desconocido se reservó para él mismo “solamente el sistema de curar la enagenación (sic) mental”, por lo que solo podremos rescatar de entre sus páginas unos escasos ejemplos relacionados con nuestra práctica que reproducimos a continuación. Y luego comentaremos sobre los retratos.


Recetas de Telmo A. Romero para los problemas del sueño





Recetas para los nervios y la ebriedad

Y ya para terminar, ahí va la referencia y solución al enigma de la procedencia de las imágenes motivo de la entrada en el blog, aclarándonos no solo su origen fotográfico que justifica de pleno derecho su inclusión en el blog, sino que además nos da una detallada explicación de como fueron retratados los “enagenados curados” en una desconsiderada sesión, lo que nos da también pistas acerca del respeto que los enfermos merecían para quienes fueron a testificar su sanación, estos últimos muy probablemente sometidos a la autoridad gubernamental competente a quien no desearían defraudar, a pesar de las competentes voces que por otra parte denunciaban sin éxito la superchería.


"El negro Alí". "Ignacio Altuna, entró en octubre de 1880; furia terrible; idea constante de hacer daño; siempre intranquilo. Estando un día con grillos y esposas logró coger un pedazo de tabla y mató á otro enagenado. Poseía una fuerza admirable; jamás dormía y manifestaba suma malicia. Estaba siempre sujeto”.

José I. Pérez, en enero de 1884, maniaco furioso, creyendo sentir tropel de gente que le perseguía y voces que le llamaban para matarle.

Lámina similar a la reproducida arriba, incluida en la 3ª edición de de ""El bien general".



BIBLIOGRAFIA.





Telmo A. Romero. El bien general. Colección de secretos indígenas y otros que por medio de la practica han sido descubiertos por Telmo A. Romero. Van acompañados de sus fórmulas prácticas y seguidos de un compendio de veterinaria, el más perfecto de los publicados hasta hoy. 3ª edición. Imprenta Nacional. Caracas, 1885.


Claudia de Oliveira. Tiempo de “locos”. En La historia de la psiquiatría en Venezuela. Entrevista realizada al Dr. Manuel Matute. Vitae. Revista electrónica de la UCV. Octubre 2003, número 17. Accesible en http://caibco.ucv.ve/caibco/vitae/VitaeDiecisiete/MedicinaenelTiempo/ArchivosHTML/tiempodelocos.htm.



Óscar Yanes. Así son las cosas. El célebre Rasputín es un "caliche", un ser sin importancia, al lado de Telmo A. Romero. El Universal. 14 octubre 2011. Accesible en http://www.eluniversal.com/caracas/111014/asi-son-las-cosas.


Jimeno Hernández: El brujo y los estudiantes. Asunto País. 3 marzo 2014. Accesible en http://asuntopais.com/2014/03/03/jimeno-hernandez-el-brujo-y-los-estudiantes.





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1 comentario:

Psicología Médica dijo...

Gracias Oscar por recordarnos, a los venezolanos en especial, este pasaje de la historia, que a pesar de los ciento y tantos años que han pasado continuamos gobernados por generales con escasos criterios de lo que debe ser un estado avanzado. Seguimos, lo digo sin exageración, con charlatanes dirigiendo las políticas de salud mental. Ese personaje,Romero, que nos recuerdas sigue viviendo en Venezuela.