martes, 14 de junio de 2011

192. De cada persona - me tiro centro psiquiátrico.

¡Menudo título! Pensará más de uno. Pero es lo único que puedo decir de ひとりひとりの人―僕が撮った精神科病棟 , que escrito en caracteres japoneses es exactamente lo que pone en la portada del libro del que nos ocuparemos hoy.
De cada persona - me tiro centro psiquiátrico” quizás hace referencia a que el fotógrafo disparó su máquina (tiró) a personas-individuos dentro de un pabellón psiquiátrico, pero vete a saber. Eso es lo máximo que me permite intuir Mr. Google, mi traductor particular. También se que se trata de un libro de 23 x 23 cm. con 48 páginas, editado en Japón en 2004 y cuyo ISBN-13 es: 978-4902099744.

Tiene un texto indescifrable y esta cuajadito de curiosas fotografías de sonrientes personajes en un abigarrado ambiente, entre doméstico e institucional. Las imágenes las tomó Onishi Nobuo (lo pone en caracteres legibles en una esquinita), un fotógrafo también interesado en la producción artística “outsider” de su país, que ha publicado un volumen sobre el tema y del que pueden verse algunas imágenes en el blog amigo "El hombre jazmín".

Y poco más puedo decir de un libro que compré, no se como, y pagué más de lo que costaba para que me lo enviaran desde el País del Sol Naciente, confiando simplemente en una más que precaria traducción googleiana. Ahora creo que mereció la pena, no solo por haber aumentado mi colección psiquifotera y conocer por dentro una institución psiquiátrica de un país tan lejano, sino porque después de dejárselo ojear a Irantzu, me ha encantado lo que ella se ha imaginado a la vista de las fotografías.


Normalización.

Es lo primero que se me ocurrió al echar un par de vistazos a las fotos del libro. Después, como siempre, intenté descifrar los textos que las acompañaban… llegando a la conclusión de que mis conocimientos de japonés (totalmente imaginarios) no eran suficientes para hacerlo…

De todas formas, las imágenes son claras. Las sonrisas, las habitaciones (no de hospital, sino habitaciones de verdad), el acompañamiento, la actitud… todo ello es diferente. Por primera vez, si no supiera que las fotos están tomadas en un hospital psiquiátrico, tampoco lo pensaría.

Por primera vez veo personas plenas, disfrutando de sus hobbies. Y, seguramente por lo que estoy acostumbrada a ver pienso: “Tienen un montón de cosas para hacerse daño.”, “¿Qué harán si se agitan?”… Seguido pienso: “¿Por qué se van a agitar?”, “¿Por qué se van a hacer daño?... parecen contentos.”

Es verdad que, dependiendo de la patología psiquiátrica que presenten, de sus formas de ser y de mil cosas más pueden tener malos momentos, pero estas fotografías están tomadas desde otra visión.

Me he encontrado con gente ingresada que me comenta que está mal, que la ansiedad u otros síntomas están volviendo a aparecer. La única opción que les he podido ofrecer (aparte de la farmacología…) es que dibujaran, que escribieran o que colorearan mandalas. Un enfermo me dijo: “He pintado ya más de 30 mandalas en pocos días. No quiero pintar más.” No me extrañó.

En estas fotografías aparecen más opciones en las que los enfermos podrían centrar la atención y encontrar una escapatoria: las paredes de las habitaciones no son blancas, no hay sillas de plástico sino sillones. Hay música, hay talleres, hay juegos…

Podéis pensar: “Aquí también hay periódicos, y juegos de mesa”. No os falta razón, pero os contesto: “¿Habéis visto alguna vez una actitud tan relajada al usarlos?”. Pueden llevarlos a las habitaciones, pueden tener su propio espacio… pueden, en definitiva, VIVIR mientras se recuperan, y no recuperarse mientras el tiempo pasa. Prioridades cambiadas de nivel que probablemente ayuden a un logro más temprano de ambas.

Es evidente que seguirá habiendo situaciones especiales, momentos difíciles y complicaciones. Sólo he encontrado un atisbo de todo esto en el libro, que ni mucho menos se acerca a lo que considero un “momento difícil”.

Puede que el objetivo del libro no sea retratar TODA la realidad del centro, sino su actitud, su planteamiento, y que nos dé paso a pensar y hacernos algunas preguntas.

¿Cuántas sujeciones se podrían evitar con tiempo, opciones y buena actitud? No todas, pero ¿cuántas?, ¿Cuántos empeoramientos podrían mitigarse o desaparecer en un ambiente lo más normalizado posible? ¿Cuántas mejorías se adelantarían?

No me olvido de que, hoy y aquí, no tenemos el tiempo que necesitaríamos, ni las opciones que nos ayudarían, ni muchas otras cosas. Hacemos lo que podemos (¿o no?). Pero no podemos estancarnos ahí.

Debemos estar dispuestos a aprovechar lo que tenemos de la mejor forma posible, y tener en cuenta que muchas veces existen más opciones de las que nos vienen dadas de fuera: las que salgan de nosotros. Sólo hay que estar dispuesto y PENSAR.



Me acuerdo que de pequeña me solían decir (hablando del tipo de música que nos gustaba a cada uno y de la libertad que teníamos para elegir): “Te gustará alguna de las que tienes opción de oír. Aquellos grupos que no conoces y que no te es posible conocer (por distancia o por otros motivos) igual te gustarían todavía más y te cambiarían la vida”. Cuando llegaba a casa empezaba a buscar por diferentes medios grupos “raros” de los que no hubiera oído hablar en la vida. Alguno encontré de los que habrían sido imposibles sin esa conversación.

¿Y si intentamos aplicar lo mismo en la psiquiatría? Probemos a buscar nuevos caminos, nuevas opciones que puedan ser introducidas en las que ya tenemos. Complementemos. No consiste en poner patas arriba todo el sistema en un par de días, sino en avanzar. Al ritmo que podamos, pero hacia delante.

I.G.Ll.

Fotos © Onishi Nobuo, 2004.


Verdad o mentira, posible o imposible, pero atractivo y bien sentido sin lugar a dudas.



BIBLIOGRAFIA.



Nobuo, O. ひとりひとりの人―僕が撮った精神科病棟. Japón, 2004. ISBN-13: 978-4902099744.










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3 comentarios:

andres dijo...

¡Gracias! ha sido un soplo de aire fresco. Quizás en parte imaginado, pero no menos valioso.

gonzalo m azumendi dijo...

Es muy interesante esta entrada.Muchas veces los fotografos "utilizamos" a nuestros modelos o el tema para desarrollar nuestro discurso fotografico, para triunfar como creadores... Y los psiquiatricos han sido terreno facil para todo tipo de trabajos, con diferente grado de compromiso o sinceridad. Me ha gustado, y me ha hecho pensar...

izaskun dijo...

es refrescante esta visión ..y siempre queda la esperanza del cambio del sistema desde dentro...