lunes, 8 de octubre de 2012

240. La denuncia psiquifotera del cura Galeote en 1912.

Acabo de volver de Ourense, donde he participado en las IX Jornadas de Historia de la Psiquiatría, organizadas por la Sección de Historia Asociación Española de Neuropsiquiatría y la colaboración de la Asociación Galega de Saúde Mental. Sin darnos cuenta, ya han pasado dos años desde que organizamos las anteriores en Bilbao.

Bajo la convocatoria y presidencia de David Simón Lorda, bloguero entusiasta donde los haya con un especial interés en la historia de la medicina gallega, el Comité Organizador nos había preparado un más que apretado programa que nos ha tenido bien entretenidos este largo fin de semana.

Por mi parte, aproveché algunos de los "subproductos" psiquifoteros que voy atesorando, para preparar una presentación titulada: “De visita por los manicomios con la prensa escrita y gráfica de finales del XIX y principios del XX”. Trataba acerca de la representación y tratamiento social de la enfermedad mental en esa época, tal y como lo podemos inferir de la prensa escrita y gráfica de por entonces.

Y al rebufo de la misma, para la entrada de hoy, aprovecharé una de las imágenes que presenté y hubo a quien le llamó especialmente la atención.

Venía a cuento de la afición y curiosidad que el personal de la época parece sentía por conocer los entresijos intramuros de los manicomios. Así, no era infrecuente que diferentes celebraciones y festividades patronales fueran motivo para que caravanas de visitantes aprovecharan para colarse dentro de las inquietantes instituciones, pudiendo así curiosear a sus anchas. Pero como no todo el mundo tenía a mano un asilo de estas características, ya se ocupó la prensa escrita y gráfica de dar noticia y poner imágenes para ellos de lo que dentro sucedía.

Uno de esos no infrecuentes reportajes fue realizado por "el Duende de la Colegiata", audaz reportero que supo colarse y reflejar el ambiente de diversas instituciones de su época y llegó a editar un periódico propio con la misma cabecera de su pseudónimo. Tenía una inveterada afición detectivesca que gustaba acompañar de un holgado gabán, mostacho e inconfundible sombrero, además de un ahora impagable gusto por la recreación fotográfica de aquello que relataba. Mezcla explosiva que, aderezada al parecer con una peculiar personalidad, le generó no pocos contratiempos.

En 1912, "El Heraldo de Madrid" publicaba una visita al manicomio de Leganés, ilustrado con un par de fotografías. Una de ellas encuadraba el “salón general de los alienados”, donde entre ellos podemos ver al Duende acompañado de alguno de los médicos y otro personal de la institución. Podía haber utilizado ese reportaje como ejemplo de una de aquellas visitas virtuales a una institución psiquiátrica a las que al parecer eran tan aficionados en aquellos años, aunque lo traje a colación para ilustrar la falta de intimidad y discreción que aquellos artículos demostraban. Indiscreciones que tampoco podemos suponer no importara, al menos a algunos, de sus forzados protagonistas.


La segunda de las imágenes incluidas en el reportaje nos llama especialmente la atención por la sombría importancia histórica de la figura retratada. Se trata de la imponente figura del cura Galeote que en 1886 asesinó de tres tiros por la espalda al obispo de Madrid-Alcalá, habiendo además pasado a la historia de la psiquiatría española al haber sido su caso defendido como subsidiario de no imputabilidad criminal por motivos psiquiátricos, lo que generó encendidos debates en su época. Transmutada la pena capital por su ingreso en una institución psiquiátrica, fue trasladado a Leganés en 1888 donde falleció en 1922 tras 34 años de encierro que no consiguieron borrar del recuerdo popular su figura, apareciendo con relativa frecuencia cuando los periódicos hablaban del hospital.



Pero volvamos a la imagen que hoy nos ocupa. En ella vemos retratada la imponente figura de Galeote, como apartado a la derecha del Duende que se retrata ufano junto a Carreño, otro "famoso" alienado de la época. El Duende y Carreño parecen disfrutar del posado, no así Galeote que pretende quedar al margen, inconsciente de que la lente angular de Alfonso, el fotógrafo, también encuadraba su hierática figura. Y si tan extraña composición solo pudiera estar justificada en el interés que la imagen del descabellado cura despertaría en los lectores, no deja de sorprendernos la lectura del texto del artículo, donde explícitamente se relata:


Es decir, parecería que no solo no se había pedido permiso para la publicación de la imagen de uno de los protagonistas, sino que incluso se reconoce públicamente el no haber tenido la consideración y el respeto a la voluntad del cura quien explícitamente manifestó su oposición a ser fotografiado.

Pero en esta ocasión, el Duende mordió en hueso, no calculando bien la personalidad del personaje retratado que, a diferencia de otros desgraciados, bien supo hacer valer sus derechos. El terrible y despechado cura, ni corto ni perezoso y parece que bastante cabreado, tomó la vía del medio denunciando de la misma al cotilla Duende. Pocos días después leemos en el Noroeste, periódico gallego editado precisamente en tierras cercanas a la celebración de las Jornadas, que Galeote se había querellado judicialmente por la publicación de su imagen.



Y es en base a este suceso, por lo que podemos presuponer entonces que la reiterada falta de confidencialidad de los periódicos no tendría que ver con que a las personas no les importara ser expuestas públicamente, sino posiblemente por la dificultad y desconocimiento para hacer valer sus derechos.

Desconozco el resultado de la querella, que quizás alguien pueda ayudarnos a resolver. Mientras tanto, no deja de llamarme la atención que una persona ingresada en un manicomio, además con antecedentes tan terribles a sus espaldas, pudiera realizar esa denuncia (recordemos que incluso las cartas eran censuradas y muchas veces retenidas).

Y ahora, a esperar otro par de añitos para reencontrar a los amigos en las próximas X Jornadas de Historia de la Psiquiatría de la AEN.


BIBLIOGRAFIA.

El Duende en el manicomio. Hablando con los locos. Heraldo de Madrid. 15 febrero 1912, p. 2-3.

El cura Galeote contra “El Duende de la Colegiata”. El Noroeste. 6 marzo 1912, p. 2.

Ricardo Campos Marín. Criminalidad y locura en la restauración. El proceso del cura Galeote (1886-1888). FRENIA, Vol. III-2-2003 p. 111-145.



Óscar Martínez Azumendi. De visita por los manicomios con la prensa escrita y gráfica de finales del XIX y principios del XX. En: Simón Lorda, D. Gómez Rodríguez, C. Cibeira Vázquez, A. Villasante, O. (Eds.). Razón, locura y sociedad. Una mirada a la historia desde el siglo XXI. Colección Estudios 51. Asociación Española Neuropsiquiatría. Madrid, 2013. 293-314. ISBN: 978-84-95287-69-4. Accesible aquí.



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1 comentario:

Joan Vendrell i Campmany dijo...

Muy interesante, como todas las anteriores aportaciones, que tanto contribuyen en divulgar episodios muy pocos conocidos e incluso inéditos, de la historia de la Psiquiatría Española, y que tanto hemos de agradecer quienes estamos interesados en estos temas.

Con relación al cura Galeote, me permito hacer una pequeña aportación, por si puede ser de interés para los lectores de "Psicofotos".

Nos podemos preguntar donde estuvo Cayetano Galeote, desde que fue condenado a muerte hasta que, conmutada la pena, ingresó en el Manicomio de Leganés.

La respuesta la hemos encontrado en el matutino "La Vanguardia", de Barcelona, que en su edición del jueves, 14 de abril de 1887, página 4, publicaba al respecto este suelto:

" Según hemos visto en periódicos de la Corte, el desgraciado P. Galeote ha pasado al manicomio de San Baudilio de Llobregat".