lunes, 19 de agosto de 2019

381. Celebrando el Día Mundial de la Fotografía.

Hace escasos días me enteré de que el 19 de agosto se celebraba el Día Mundial de la Fotografía. Una conmemoración bastante reciente, creo iniciada en 2009, que reivindica esa fecha en alusión al día en que Francia presentó ante el mundo los descubrimientos de Daguerre, de ahí el nombre de daguerrotipo, no sin ciertas dudas en cuanto a su honestidad científica.

A partir de ahí, la fotografía, sobre la que ya no podemos imaginar nuestra existencia sin ella, poco a poco fue ocupando también su lugar en el campo de la psiquiatría y la salud mental, tal y como resumíamos en “Un breve recorrido foto-cronológico del S. XIX”, una de las primeras entradas del blog.

François Arago anuncia el descubrimiento de Daguerre a la Academia de Ciencias de Francia, el 10 de agosto de 1839. Poco después, el 19 de agosto, se presentaba públicamente ante los medios de comunicación. Del libro Les Merveilles de la science ou description populaire des inventions modernes.

No parecía una mala disculpa para aprovechar en Psiquifotos, a pesar de la pereza veraniega para ponerme a ello. Imaginándome qué fotografía (o fotografías) podría seleccionar para ilustrar una entrada ad hoc, me venían a la cabeza interesantes o sorprendentes imágenes documentales relacionadas con la clínica y la asistencia, así como sugerentes y artísticas composiciones elaboradas desde un punto de vista terapéutico u ocupacional, pero no daba con la imagen apropiada. Otra opción, alguna selección de las fotografías ganadoras a lo largo del tiempo del Premio Psiquifoto. Pero tampoco eso me llegaba a convencer.

Afortunadamente no pasé mucho tiempo en esas disquisiciones, ya que, súbitamente, me vino a la cabeza una anodina foto de mi colección que nunca pensé podría aprovechar para una entrada de fundamento. Se trata de una pequeña imagen de 7 x 10 cm. que encontré en una de esas páginas donde se venden todo tipo de objetos de según mano y había llamado mi atención únicamente por la anotación que se anunciaba tenía al dorso “Campo, del manicomio". Pregunté al vendedor por algún dato más y lo único que saqué en claro es que formaba parte de una colección que él había comprado y poco más sabía. Dado el domicilio del vendedor en Las Palmas de Gran Canaria, esa es la única pista disponible para localizar su posible procedencia, algo en lo que espero pueda ayudarnos algún visitante, así como en su tentativa datación.


La imagen retrata a un jugador de fútbol que, ligeramente separado, coloca su brazo sobre los hombros de otro varón a su izquierda en recatada actitud. Un posado sugerente de haber sido solicitado por el segundo, en esa actitud típica que adoptamos cuando se trata de fotografiarnos con alguien que nos impone para ser conservada la instantánea como testimonio público de la coincidencia. En este caso, la coincidencia, seguramente en relación con un partido que tendría lugar con ocasión de alguna festividad en la que el manicomio se abría al exterior. Un ejemplo más de aquellas oportunidades que Goffman denominó “ceremonias institucionales”, dirigidas básicamente a modular las relaciones internas, aligerando la disciplina y formalidades entre pacientes y cuidadores, precisamente como forma, en último término, de mantener inalterable la propia institución total.

Volviendo a la foto, realmente no era gran cosa a primera vista, ni encerraba un valor documental importante para mí. De fútbol y manicomios ya escribí tiempo atrás algo relacionado en “locos por el fútbol”, pero soy un zote en términos futbolísticos y aquel jugador nada me decía, así que tampoco ahí encontré un valor significativo en la imagen. Pero algo de ella me seducía y es lo que me llevó finalmente a comprarla, aunque luego no supiera para qué.


Era precisamente la simplicidad de la toma: una persona retratándose junto a otra y que, descartados los motivos de amistad o familiaridad por su aspecto y postura, apunta a que una de ellas accede a ser fotografiada aparentando cierta cercanía frente a la otra. Alguien relacionado con el manicomio (¿paciente, profesional, visitante…?), a quien el primero seguramente no conoce o incluso pudiera llegar a recelar en otras circunstancias, que desea inmortalizar la coincidencia con el idealizado futbolista.

Es decir, una imagen totalmente mundana y cotidiana, que trasciende incluso el contexto de exclusión y estigma donde fue tomada, que nos habla de la simple humanidad de ambos retratados. Así de sencillo, como venimos haciendo el resto de los mortales, cazadores de famosos o circunstancias inesperadas que, ahora con los inteligentes móviles y antes con la pionera Brownie de Kodak, nos lanzamos a inmortalizar nuestro momento de gloria y hacerlo valer ante el resto de infortunados que no tuvieron la oportunidad de estar allí en aquel preciso momento.

Bueno, quizás es demasiado interpretar de esa simple instantánea, pero a mí me viene al pelo para aportar mi granito de arena en este día fotográfico por antonomasia, una conmemoración que además comparte calendario con el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, promovido este por las Naciones Unidas para rendir tributo a los trabajadores que arriesgan sus vidas llevando ayuda humanitaria a otros, así como apoyar a las personas afectadas por las crisis en todo el mundo. Entre ellas, las personas con enfermedad mental se encuentran entre los grupos más vulnerables, y para ellas la fotografía ha sido un vehículo insustituible de denuncia de muchos tipos de abusos y mala praxis asistencial desde hace mucho tiempo. En ese sentido, no ha sido mala la coincidencia de ambas conmemoraciones en el mismo día.




BIBLIOGRAFÍA.


Figuier, Louis. Les Merveilles de la science ou description populaire des inventions modernes. Jouvet Éditeurs. París, 1869.




Coria, Javier. Louis Daguerre: el presunto inventor de la fotografía. Clío: Revista de historia. 2003; 21: 26-31. Reproducido en: https://www.revistarambla.com/daguerre-el-presunto-inventor-de-la-fotografia


Goffman, Erving. Internados. Ed. Amorrortu. Buenos Aires, 1970. Traducción de Asylums. Essays on the Social Situation of Mental Patients and Other Inmates, 1961.








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Descargo de responsabilidad: He utilizado las imágenes sin ánimo de lucro, con un objetivo de investigación y estudio, en el marco del principio de uso razonable - sin embargo, estoy dispuesto a retirarlas en caso de cualquier infracción de las leyes de copyright. Disclaimer: I have used the images in a non for profit, scholarly interest, under the fair use principle - however, I am willing to remove them if there is any infringement of copyright laws.

9 comentarios:

Cecilio Álamo dijo...

Querido Oscar:
Creo que puedo darte una información veraz de la foto, cuando me recupere de la sorpresa. La persona vestida de futbolista es mi primo "Tomasín", Tomás Quintana Álamo, desgraciadamente ya fallecido, que no era un futbolista famoso, pero que tenía una afición a prueba de bombas. La persona que le acompaña, soy yo mismo, Cecilio Álamo, que jugaba habitualmente en ese "campo" durante horas y horas todos los fines de semana y todos los días del verano. Ese día no me tocaba jugar. El campo del manicomio era en realidad un pequeño terreno situado a las puertas del Manicomio del Sabinal, cerca de la "Montañeta de Tafira" en Las Palmas de Gran Canaria, que nosotros mismos arreglamos para poder jugar al futbol. Algunos de los enfermos veían los partidos desde los muros del manicomio y a otros, pocos, les dejaban jugar con nosotros. Esta foto debe de ser de los años 1962-64. En este hospital "el manicomio" estuvo ingresado Leopoldo María Panero. Un abrazo muy fuerte

Oscar Martínez Azumendi dijo...

Estimado Cecilio.

Me he quedado de piedra con el comentario. Ni soñando hubiera pensado una solución similar al enigma de la foto. Sigo sin palabras, y casi ni sé que responder aquí. Aunque tu sorpresa supongo que habrá sido aun mayor al encontrarte de sopetón con la imagen.

¡Mira por donde cuál era la historia que encerraba la instantánea! ¡Quién iba a poder imaginar! De todas formas, aparte del placer que me da conocer su trasfondo, además de una forma tan cercana, la anécdota me supone (nos debe suponer a todos) todo un aprendizaje. Aprendizaje cuando compruebas que tras cualquier tipo de interpretación de algo que nos resulta evidente a nuestros ojos, por plausible o bienaventurada que sea, la realidad viene a ponernos en nuestro lugar, y nos recuerda eso de no fiarse de las apariencias, en cualquiera de los sentidos que sea y por sagaces que nos sintamos. Un necesario toque hacia la humildad.

Tengo que decirte igualmente que, antes de nada, había preguntado a alguna persona amiga de las islas afortunadas si podría darme alguna pista sobre la imagen, quien a su vez lo hizo con sus contactos sin resultado. Ya no es necesario, ya que tenemos la mejor respuesta que podríamos tener.

Poco más puedo decir, reiterando mi asombro y pidiendo disculpas por mi atrevimiento en la equivocada interpretación, nada más que ofrecerte la foto si estuvieras interesado, toda vez que supongo eres tú el más autorizado para conservarla.

Por último, muchas gracias en nombre de todos los "psiquifoteros" por compartir una parte de tu historia, así como invitarte una vez más a participar en el blog con alguna foto interesante que puedas tener.

P.D. Nunca hubiera pensado que la elección que hice para conmemorar este Día Mundial de la Fotografía, aparentemente anodina, haya acabado siendo precisamente la mejor que hubiera podido hacer nunca. No solo por su valor documental (la pequeña historia del campo de fútbol anejo al manicomio y los expectantes enfermos), como la humanidad de sus protagonistas, uno de ellos, para quien no le conozca, ha llegado a ser un muy importante catedrático de farmacología (con especial interés, además, en psicofarmacología). ¡Las sorpresas que no nos depare la vida...!

Manuel Aresti Larrauri dijo...

Esta mañana al abrir el Blog no le he dado mucha importancia al título del Día de la Fotografía pero ahora que acabo de leer los dos comentarios me enorgullezco de haberme suscrito hace ya un tiempo... Un abrazo desde Algorta a los dos y a todos los lectores.

Oscar Martínez Azumendi dijo...

Gracias Manuel por entrar al blog, y sobre todo por entretenerte en él. El comentario me anima a seguir buscando ideas para comentar aquí.
¡Abrazo recibido y devuelto con similar entusiasmo!

Ana Gonzalez-Pinto dijo...

Es curioso, a mi me pasó algo parecido al ver a mi madre jovencísima, en una psiquifoto. Asi Cecilio que comprendo la emoción que habrás sentido. Un abrazo a todos.

Oscar Martínez Azumendi dijo...

¡Sí! Ese también medio milagro fue conmemorando otro día muy especial, el de Reyes. Fueron dos entradas, y en la segunda es donde incluí la "solución":

http://www.psiquifotos.com/2019/01/363-reparto-de-reyes-en-el-manicomio.html

http://www.psiquifotos.com/2019/01/364-reparto-de-reyes-en-el-manicomio-la.html

Lo piensas fríamente y no te lo crees. Incluso daría para la trama de una novela :-)

Anónimo dijo...

Felicidades, Oscar. Ya se ve que Psiquifotos nos pone en contacto con todo tipo de personas y circunstancias: colegas profesionales, público en general, pacientes, lugares presentes y pasados, etc... Y también con nuestra memoria y los seres queridos que la habitan que siempre siguen con nosotros. Fuerte abrazo.
Ander Retolaza

Cecilio Álamo dijo...

Muchas gracias Oscar y demás amigos por vuestras palabras.
Si encuentro alguna otra foto de ese campo de "fútbol del manicomio" la enviaré para psiquifotos.
Un abrazo muy fuerte

Oscar Martínez Azumendi dijo...

¡Las esperamos con expectación! 😁