domingo, 28 de abril de 2019

372. Otro sanatorio para eterómanos, Artaud y la "Carta a los médicos jefe de los asilos de locos".

En una entrada reciente nos ocupábamos de un sanatorio especializado en morfinómanos y eterómanos. Entrada en la que, además de las psiquifotos de rigor, dedicamos una especial atención a explicar a qué se refería el segundo término aludido. Vocablo que fueron varias las personas que me comentaron desconocían y que les había interesado, lo que hoy me sirve para traer otro ejemplo similar, con un bonus al final.


Si en la entrada a la que nos referíamos hacía referencia a un tríptico publicitario de un sanatorio para enfermedades mentales en Sevilla, en esta ocasión se trata de otro objeto publicitario muy del gusto de su época. Un cuadernillo de 12 postales con diferentes vistas del Sanatorium La Rouguiere de Saint-Marcel, en Marsella, que se llevarían de recuerdo los visitantes a el mismo, o utlizarían los allí igresados para enviar noticias a sus allegados. Con un formato físico muy similar al tríptico sevillano (15.5 x 9 cm.), el centro se anunciaba para "enfermedades nerviosas e intoxicaciones diversas, tales como morfina, éter, alcohol, opio, etc.".

De la calidad de sus instalaciones, dan fe las imágenes, nada que ver con aquellas otras que nos han legado otras instituciones manicomiales coetáneas.




















El sanatorio estaba ubicado en una “bastide” (casa señorial) del S. XVIII con un amplio parque alrededor, comprada en 1910 por el Dr. E.R. Jourdan, pasando también a la historia al haber ingresado allí, entre 1915 y 1916, el poeta y dramaturgo Antonin Artaud, diagnosticado de neurastenia. Fue el primero de los ingresos que luego continuaría a lo largo de nueve años en diversas instituciones psiquiátricas de El Havre, Villejuif y Rodez (entre 1937 y 1946).

Tras conocer a Breton, Artaud se convirtió en uno de los principales componentes del grupo surrealista., participando en la edición de la revista La Revolution Surrealiste, donde, en 1925, con la colaboración de Théodore Fraenkel y Robert Desnos publicó Lettre aux médecins-chefs des asiles de fous. Alegato en defensa del enfermo mental y su locura, denunciando su cosificación y abusos a los que estaba sometido.

Un texto que creo merece la pena reproducir aquí ahora, aunque solo sea para la reflexión preventiva ante tentaciones asistenciales involucionistas demasiado al alcance de la mano o, quizás peor, actitudes encubiertas evocadoras de las denunciadas.


Carta a los médicos jefe de los asilos de locos.

Señores,

Las leyes y la costumbre les conceden el derecho de medir el espíritu. Esta jurisdicción soberana, temible, la ejercen con su entendimiento. Déjennos reír. La credulidad de los pueblos civilizados, de los científicos, de los gobernantes, adorna a la psiquiatría de vete a saber qué luces sobrenaturales. El juicio a su profesión está sentenciado de antemano. No pretendemos discutir aquí el valor de su ciencia ni la dudosa existencia de las enfermedades mentales. ¿Pero compaginan ustedes alguna tentativa noble para ponerse en contacto con el mundo cerebral donde viven tantos de sus prisioneros por cada cien patogenias pretenciosas donde se desata la confusión entre materia y espíritu, por cada cien clasificaciones de las que las más vagas siguen siendo las más útiles? ¿Para cuántos de ustedes el sueño de un demente precoz, las imágenes que le apresan, son algo más que una ensalada de palabras?

No nos asombra encontrarles inferiores para una tarea para la que hay pocos predestinados. Pero nos sublevamos contra el derecho atribuido a los hombres, limitados o no, de sancionar con el encarcelamiento perpetuo sus investigaciones en el campo del espíritu.

¡Y qué encarcelamiento! Se sabe –no lo bastante– que los asilos lejos de ser asilos, son prisiones espantosas donde los detenidos suministran mano de obra gratuita y cómoda, donde la crueldad es regla, y todos toleran esto. El asilo de alienados, bajo el manto de la ciencia y la justicia, es comparable al cuartel, a la prisión, al presidio.

No plantearemos aquí la cuestión de los internamientos arbitrarios, para evitarles la molestia de una salida fácil. Afirmamos que gran número de sus huéspedes, perfectamente locos según la definición oficial, están internados arbitrariamente. No admitimos que se obstaculice el libre desarrollo de un delirio, tan legítimo, tan lógico como cualquier otra sucesión de ideas o de actos humanos. La represión de las reacciones antisociales es tan quimérica como inaceptable. Todos los actos individuales son antisociales. Los locos son las víctimas individuales por excelencia de la dictadura social; en nombre de esta individualidad que es lo propio del hombre, exigimos que se libere a estos galeotes de la sensibilidad, pues además no es potestad de las leyes encerrar a todos los hombres que piensan y actúan.

Sin insistir en el carácter perfectamente genial de las manifestaciones de algunos locos, en la medida en que somos capaces de apreciarlas, afirmamos la legitimidad absoluta de su concepción de la realidad y de todos los actos que de ella se desprenden.

Recuérdenlo mañana por la mañana a la hora de la visita, cuando intenten sin léxico hablar con estos hombres sobre los que, reconózcanlo, no tienen más ventaja que la de la fuerza.


Traducción Ángel Cagigas




BIBLIOGRAFIA.



«Lettre aux médecins-chefs des asiles de fous», La révolution surréaliste, 3, 15-4-1925, p. 29. Accesible en https://inventin.lautre.net/livres/La-revolution-surrealiste-3.pdf




Carta a los médicos jefe de los asilos de locos. Revista Asociación Española de Neuropsiquiatría, 2007. 27(99):99-100. Accesible en http://www.revistaaen.es/index.php/aen/article/view/15986/15845







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2 comentarios:

Unknown dijo...

Estimado Oscar, como farmacólogo no me considero preparado para hacer un comentario sobre esta interesante carta a los médicos de asilos de los locos. Sin embargo, de pequeño hacía de monaguillo de un "manicomio" de los años 50-60 del pasado siglo y he revivido muchas tristes situaciones de estos "internos". Aprovecho el comentario para felicitarte por la calidad de tu Bolg. Un acierto constante. Un abrazo. Cecilio Álamo

Oscar Martínez Azumendi dijo...

Muchas gracias, Cecilio, por tus comentarios. Hacía tiempo que conocía la carta y su relación con los surrealista, pero me sorprendí al investigar un poco sobre el cuadernillo de postales y comprobar que el primer ingreso de Artaud había sido en ese lugar. Por eso se me ocurrió unir ambas cosa. Y, además, gracias por seguir el blog, ¡anima saberlo! Y si encuentras alguna "psiquifoto psicofarmacológica", a tu disposición.