domingo, 30 de diciembre de 2012

247. "Cada una de estas caras representa una medicina de la locura".

Soy consciente de que últimamente ha disminuido mi capacidad para “postear” contenidos con algún fundamento psiquifotero. No es por falta de material interesante, sino por simple incapacidad personal para dedicar el tiempo y energías suficientes. Sirva esta breve introducción como disculpa, así como justificación de una entrada que hoy realizo, quizás un poco forzada al hilo de los psiquirretratos de los que venimos ocupándonos últimamente.


Menos mal que para acabar el año sin estridencias, me he acordado de un artículo, publicado en 1950 en la revista francesa Paris Match con ocasión de la celebración de un Congreso Internacional de Psiquiatría.

El 19 de septiembre de 1950 se abrió en París el I Congreso Mundial de Psiquiatría. Al llamamiento de Henrí Ey, secretario general, todos los países, a excepción de Alemania, fueron oficialmente invitados y acudieron delegaciones del mundo entero. Fue una gigantesca quermese, una «fiesta de la humanidad» psiquiátrica, a la que asistieron psiquiatras, psicoanalistas de todas las tendencias, de todas las convicciones, de todas las capillas, sociedades culturales, aliadas o enemigas, juristas y psicoterapeutas. Los informes del congreso, editados al año siguiente, llenaron y ocuparon más de un metro de las estanterías de las bibliotecas” (Jean Thuillier, 1981).

Un año que inauguraría la década en la que aparecieron los psicofármacos tal y como los conocemos actualmente, pero en la que ya el debate entre los dos principales modelos psiquiátricos (el biológico y el psicológico), demasiado fácilmente considerados como antagónicos, formaba parte del panorama científico y académico de nuestros predecesores, de igual manera que nosotros, como las liebres de la fábula, nos entretenemos en disquisiciones acercas de la pureza de raza de los galgos y podencos que amenazan nuestra salud mental.

La revista, con una desvaída portada en la que vemos a unos indígenas amazónicos acompañando a un explorador francés en busca de El Dorado, y tras unas históricas fotos del desembarco americano en Corea, nos encontramos con un impactante titular a doble página que aún hoy podríamos pensar mantiene bastante de su actualidad en aquella época: “Electrochoque contra psicoanálisis. Esta semana gran batalla en La Sorbona” y bajo él una imagen del patio del hospital de Sainte-Anne.


Y en páginas siguientes, otro titular que es el que me ha servido para traer aquí a colación el artículo del que nos ocupamos. “cada una de estas caras representa una medicina de la locura”, acompañado de diversos “psiquiretratos” de algunas personalidades de la psiquiatría de aquellos tiempos, representantes de las corrientes de tratamiento más biologicistas (malarioterapia, insulinoterapia, electrochoque, psicocirugía o diferentes tratamientos farmacológicos pre-neuroléptico) y psicologicistas (como el psicoanálisis, la psicosomática o los test psicológicos). Es decir, las ideas caricaturizadas en la representación fotográfica de los principales maestros creadores de escuela, escuelas que muchas veces no parecen ser conscientes de sus denodados esfuerzos dirigidos a auto perpetuarse, convirtiendo a sus inspiradores en auténticos iconos dignos de acrítica reverencia.







El público en general debía participar también en el acontecimiento. En el palacio de la Découverte, el director Leveillé había autorizado una exposición internacional de la historia y de los progresos de la psiquiatría, que ocupaba varias salas. En esta exposición participaron catorce naciones. Se había representado bajo forma de cuadros, láminas, reproducciones, una sinopsis de todas las etapas importantes de la ciencia psiquiátrica, desde el siglo de las luces hasta nuestros días” (Jean Thuillier, 1981).

Y así, si las corrientes de pensamiento se ilustraban fotográficamente con los retratos de sus valedores, el artículo incluía también fotografías de algunas de sus prácticas terapéuticas asociadas. Por ejemplo, una sesión de electrochoque, o el resultado de los talleres de terapia ocupacional y su interpretación psicodinámica, así como otras experiencias cercanas a la comunidad terapéutica como el ejemplo de una revista realizada e impresa por los pacientes de una institución psiquiátrica.








Portada del "Le Tremplin", periódico producido por pacientes mentales que inició su andadura en 1948 bajo el estímulo de Paul Sivadon en Ville-Évrard, donde había ingresado años antes Artaud. Poco más sé acerca de esta publicación, por lo que ¡agradeceré cualquier información relacionada con ella!

Y con esto, espero dar por concluido, al menos por ahora, el tema de los psiquirretratos. Aunque todavía queda material y tema por explotar, como por ejemplo el campo de los “retratos psicológicos”, con los que algunos fotógrafos se empeñan en retratar la más intangible personalidad de sus modelos. Ahí queda eso pendiente para el año que viene.


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La serie completa relacionada con los "psiquirretratos":

232. Retratos de psiquiprofesionales.
244. Psiquirretratos coleccionables.
245. Psiquirretratos autografiados.
246. Anónimas psiquifotos muy personales.
247. "Cada una de estas caras representa una medicina de la locura".

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BIBLIOGRAFIA.






Maroger,Enquête Dominique; (fotos IZIS). Électrochoc contre Psychanalyse. Paris Match. 30 sept. 1950. 80:26-31.






Jean Thuillier, Jean. El nuevo rostro de la locura. Una revolución en la psiquiatría. Editorial Planeta. Barcelona, 1981. Accesible aquí







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4 comentarios:

Lizardo Cruzado dijo...

Muy interesante documento, como nos tiene acostumbrados, Dr. Martínez, y qué expresivos rostros los de aquellos recordados psiquiatras. Aquí rememoramos ese congreso porque Honorio Delgado propuso infructuosamente el término "delusión" para "delirio" y desde entonces por aquí hemos adoptado el primero de ellos.
Un abrazo y que siga su loable labor psiquifotera en este 2013, estimado Dr. Martínez. Un abrazo.

Oscar Martínez Azumendi dijo...

Estimado Lizardo. Muchas gracias por el acompañamiento en la distancia. Interesante comentario sobre la aportación del Dr. Delgado al macrocongreso parisino. Ciertamente tuvo que ser un encuentro sensacional. Y jugando con las palabras, que 2013 sea un año "de ilusión".

Anónimo dijo...

No soy profesional de la salud pero debo decir que esta entrada es espectacular. Me fascina toda la temática, la mente humana y la medicina. Las fotos son impresionantes, de más está decirlo no?

Feliz año!

Oscar Martínez Azumendi dijo...

Gracias Blue Rose. Me alegra que te haya interesado. ¡Feliz Año también para ti!