domingo, 6 de enero de 2019

363. Reparto de Reyes en el manicomio.

Posiblemente no haya emoción comparable a la que un niño siente la Noche del Reyes. Esa larga y expectante noche, cuya magia recordamos con nostalgia los adultos, quienes no perdemos tampoco la ocasión para jugar a que todavía creemos en los tres magos.


Un juego revivido, año tras otro, incluso en instituciones específicamente de adultos. Este era (es) el caso en muchos hospitales psiquiátricos, generalmente de carácter asilar, donde las mañanas del día 6 de enero, nuestros queridos Reyes Magos fueron (son) recibidos con expectación.

Una celebración, como otras tantas que luego se irán sucediendo con cierta regularidad a lo largo del año, que viene a romper la tediosa rutina institucional.

Independientemente del indiscutible valor que este tipo de eventos tienen para aligerar un poco la pesadez de la reclusión asilar, hay también quien ha llamado la atención sobre el riesgo de paternalismo y trato condescendiente hacia los pacientes que estas prácticas pueden esconder, sobre todo si esas son las únicas ocasiones en las que los pacientes son el centro de la atención. Dando un paso más en ese sentido, Goffman cita a estas festividades como ejemplo de lo que denomina “ceremonias institucionales”, dirigidas básicamente a modular las relaciones internas, aligerando la disciplina y formalidades entre pacientes y cuidadores, precisamente como forma, en último término, de mantener inalterable la propia institución total. Algunos ejemplos de celebraciones ya hemos dado a lo largo de este tiempo en el blog: tanto religiosas (procesiones, Corpus, Navidad...), como profanas (carnaval, deportivas...) o de cualquier otro tipo.

En cualquier caso, desde una perspectiva histórica dirigida al mejor conocimiento del devenir institucional y los hitos que marcaban el paso del tiempo, resulta del máximo interés conservar todo vestigio de la cotidianidad, incluidas la celebración de fiestas y aniversarios, cuyas imágenes, tomadas las más de las veces por fotógrafos aficionados, corren el riesgo de perderse con el correr del tiempo.

Recientemente encontré una foto de esas a las que me refiero. Una instantánea aparentemente anodina, aparentemente solo de interés para alguna de las personas allí retratadas. En ella vemos un grupo de mujeres de edad madura y aspecto modesto, desfilando de forma apretada ante un estrado sobre el que otras mujeres, más jóvenes y elegantemente ataviadas entre los Reyes Magos, les reparten algunos objetos. El más evidente de ellos, uno de los marcos de costura que una de las más jóvenes lleva colgados de su brazo. El reverso de la foto mostraba una inscripción que contextualiza el cuadro: "Reparto de Reyes en el Manicomio. 6-1-1964". Desafortunadamente nada dice del manicomio donde fue tomada la instantánea, pudiendo aventurar que era el de Valencia, toda vez que allí me hice con la foto, sin más explicaciones por parte del vendedor.

Volviendo de nuevo a la imagen, vemos también en el fondo a varios varones, con traje, que bien podrían tratarse de los esposos de las damas que actúan como pajes de sus majestades. Tomados todos como totalidad y abstrayéndonos de las figuras de los magos, el contraste entre los tres grupos retratados es evidente, tanto en actividad y ubicación espacial, en parte lógica dado el contexto de la foto, como en la vestimenta de todos ellos.

Una mirada más interesada en otros contenidos latentes en la imagen pudiera llevarnos a preguntarnos el porqué de esas señoritas-paje y sus motivaciones, así como el porqué, por ejemplo,  de no ver en su lugar a las enfermeras, cuidadoras o monjas que se ocupaban del día a día de las señoras asiladas. Quizás, también, los caballeros encorbatados del fondo fueran sus esposos y médicos del manicomio o responsables administrativos o políticos de algún tipo, dejándose así ver en actividades solidarias a la vez que mostrando su compromiso, incluso familiar y de buenas costumbres, con la institución, si bien en un papel secundario pero indiscutiblemente visibles. Muchas más serán, sin duda, las sugerencias e interrogantes que un minucioso "fotoanálisis" puede depararnos, pero dejémoslo ahí y allá cada cual con lo que pueda imaginar.

Mientras, las enfermas homenajeadas, se despidieron ufanas con un marco de costura nuevo, que sin lugar a dudas les vendría muy bien para las actividades "ocupacionales" en que entretendrían los largos días, y luego saldrían a la venta, con la institución como intermediaria, quizás en alguna otra celebración anual.

Pero hoy, en cualquier caso, solo debemos quedarnos con que todo lo anterior no tuvo que quitar un ápice de ilusión al juego recreado aquella mañana de Reyes. Y con ese espíritu comparto ahora la foto.





¡Feliz Día de Reyes! Espero que hoy, al levantarse, todo el mundo haya recibido algo bueno, incluso aquellos que tengamos todo el año que acabamos de iniciar para intentar ser un poco más buenos que durante el pasado.



NOTA. Posteriormente a la publicación de esta entrada, recibo noticias acerca del lugar y algunos de los asistentes al evento. Lo que me ha llevado a publicar otra, a modo de continuación, dando cuenta de las inesperadas y emotivas explicaciones de la "psiquifoto" del Día de Reyes: 364. Reparto de Reyes en el manicomio. La secuela.




BIBLIOGRAFIA.




Goffman, E. Internados. Ed. Amorrortu. Buenos Aires, 1970. Traducción de Asylums. Essays on the Social Situation of Mental Patients and Other Inmates, 1961.











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